sábado, 20 de junio de 2015

Todos tenemos un "Aquel"

Aquel que siempre te acompaña, aquel que siempre estará ahí. Aquel que pase lo que pase bueno o malo no dudará en ayudarte. Todos tenemos un “aquel” o por ahí más de uno. A Veces no hay que confiarse, muchos de los que pensas que son, no lo son. Porque los verdaderos amigos solo se cuentan con una mano. Mucha suerte hay que tener para que puedas usar las dos. En mi caso solo hay un solo “aquel”. Pero para que lo entiendan mejor, voy a retroceder un poco en el tiempo. 
En el 2003 era mi primer día en la primaria, yo tenia unos 7 años y como era medio callado y tímido muchos de los niños se me reían. Como yo era solo un niño eso me molestaba mucho y cada día me sentía mas y mas dolido. Seguramente muchos de los que leerán esto no podrán comprender el dolor de un niño de solo 7 años que lo molestaba un curso entero. Los días pasaban y yo cada vez me sentía peor, mi madre me decía que no los escuche, pero eso era imposible para mi. Hasta que en el 16 de junio, Já ! un día que nunca olvidaré, entró un niño nuevo al curso. Era de estatura media, pelo negro y parecía muy amigable. El primer día que estuvo en el colegio lo dedicó a observar lo que pasaba dentro del salón. Cuando tocó el timbre para irse, 3 de los chicos que me molestaban vinieron a fastidiarme. Yo intentando esconderme entre los árboles me choque sin querer con el chico nuevo. Le pedí disculpas , él las aceptó y cuando me di vuelta tenía a los que me perseguían justo delante mío. Me empezaron a molestar y a empujar cada vez más, hasta que este joven entró en el conflicto y les dijo que paren. Les comenzó a hablar diciendo que lo que hacían estaba mal, y que todos éramos iguales y que nadie tenía el derecho de maltratar a otro. Pero no resultó, los tres tontos se quedaron mirando por un tiempo como sin entender el mensaje de este chico.
Hasta que uno de ellos, Tomas  el más molesto, le dijo - ¡Movete Idiota! y intento moverlo para un costado. Pero lo más gracioso fue que no lo movió ni un centímetro, este chico no dijo ni una sola palabra y seguía parado mirándolo fijamente al tonto ese. Tomas le grita, ya bastante enojado, - ¡Movete porque te pego, estúpido!. Mientras que el chico seguía quieto en el mismo lugar. La confianza que tenía este chico hizo que los 3 tontos se asustarán, no digo que se fueron corriendo, pero era evidente que tenían miedo porque mientras retrocedía miraban hacia atrás. El chico se dio vuelta me miró y me dijo - Hola soy Mariano, ¿cómo te llamas?, yo que era medio tímido tarde un poco en responder, - Em yo me llamo Juan, gracias por lo que hiciste. Desde ese día, uno de los mejores días de mi infancia, Mariano se convirtió en ese único “ aquel” que estoy orgulloso de tener como amigo. Porque es el día de hoy 2015 que yo ya tengo 19 años y aunque lamentablemente el ya no esté, siempre será ese “Aquel” que conocí, una tarde del 2003.

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