sábado, 13 de junio de 2015

El Hombre en la Vereda

Tenía tan solo 9 años cuando todo ocurrió. Recuerdo con detalle que era una hermosa mañana. Yo miro por la ventana y él estaba ahí. Desde esa mañana, él comenzó a posarse todos los días a la misma hora unos 5 o 10 minutos en el mismo lugar hablando por lo bajo. Los días se hicieron meses y los meses años, así fue pasando el tiempo y el muchacho cada dia mas viejo. Aunque llueva o Nieve él seguía yendo ahí… Siempre a la misma hora, ni un minuto menos, ni uno más. Yo siempre lo observaba, eran pocas las veces que me quedaba dormido y me perdía de esta rara costumbre. Años más tarde, yo ya tenia 17, cuando el hombre falleció. Y yo me atreví a entrar a su casa. Era una casa muy antigua tenía muchos cuadros con pinturas que parecían de gran valor y había un reloj de Oro colgado en la pared con un símbolo que llamaba mucho mi atención. Luego de recorrer toda la casa me puse a observar con atención el reloj que tanto resaltaba en mi cabeza. Luego de manosear una o dos horas el reloj toque sin querer un botón muy pequeño que andaba debajo de éste. Al tocar el botón el reloj se abrió como un cofre. Dentro de él había una carta y debajo una foto de una mujer. La carta decía “ Si alguien lee esta carta quiere decir que yo estoy muerto, aquí dejo yo escrito el porqué de mi actitud de salir todos los días a pararme en esa hermosa vereda y hacer unos minutos de silencio. Todo ocurrió en 1977, era una hermosa mañana cuando del otro lado de la vereda se encontraba una bella mujer. Ella me miró y yo la salude con entusiasmo y alegría, era la nueva vecina. Al dia siguiente yo salí a darle la bienvenida al barrio y nos quedamos charlando un largo tiempo. Cuando yo me fuí quedamos en que todas las mañanas saldríamos a  pararnos en la vereda y charlar unos minutos. Luego de unos años nos enamoramos y estuvimos casados hasta el 1996 cuando ella falleció. Al morirse yo le prometí que encontraría un hermoso dia como aquel cuando la conocí y a partir de ese día saldría todas las mañanas y me quedaría unos minutos parado como solíamos hacer. Una mañana de 2008 este día ocurrió. Era perfecto igual al dia que la conocí, y decidí comenzar. Así que , querido lector, enseña esta historia al mundo y yo , esté donde esté, seré muy feliz.

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