jueves, 3 de diciembre de 2015

La Maldad de la Conciencia

Era un llanto insufrible aquel que logre escuchar, pero no mire atrás, seguí corriendo; yo soy el único que contaré esta historia. Eso era lo que pensaba mientras escuchaba a todos mis compañeros sufrir por detrás. Aquellas personas se creían dioses, con sus armas de fuego y su caballería, era imposibles vencerlos. Apenas los vi  sabía que algo tramaban , pero no logré hacer nada y ahora soy uno de los últimos.  corriendo de un lado al otro para encontrar un buen escondite y poder descansar un poco. Nos cazaban como animales, se llamaban a ellos mismos superiores a nosotros, sin conocer todas nuestras extraordinarias culturas. Todas nuestras creencias y nuestras sabiduría. Cientos de muertos ya me he cruzado mientras huyo de aquel terrible destino, el cansancio que yo tenía era imposible de explicar. Apenas sentía las piernas ya nada podía frenarme, hasta que la vi. Tirada en el suelo ensangrentada  y con agujeros en su pecho, y me vencí ya nada podía hacer no tenía adonde ir ni donde esconderme, lo único que tenía era unos asesinos crueles y despiadados corriéndome con bestias nacidas del infierno que nunca se cansaban y un arma superior a la nuestra que imponía mucho terror tanto para mi como para todos aquellos que la padecieron. Y entonces comencé a titubear, cuando me di cuenta ya estaba en el suelo junto a un montón de muertos con mi misma suerte; al voltear mi cabeza logré verla a ella devuelta pero esta vez parada , de pie me miraba con tristeza y sufrimiento mientras seguía corriendo. Y entonces comprendí, lo que en verdad yo había visto tirado en el suelo yo solo me lo había imaginado aquel ser destructivo y diabólico que habita dentro de mi me hizo ver aquello inexistente para que yo me rinda y me frene, y lo logró, me venció y ahora ya nada puedo hacer tan solo mirar el cielo... por una última vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario